Macrotango

May 3, 2013

Macrotango (quenántropo)Estamos en lo de siempre: si es para pocos no es rentable, y si es para muchos se vuelve negocio.  Si no es rentable no arranca, si es negocio se fastidia. Porque desde siempre sabemos que calidad y cantidad nunca han ido de acuerdo. El tango aficionado se compone de unos pocos adictos al tango y de otros muchos en búsqueda de entretenimiento. Los que van de paseo en una milonga son muchos, quizás muchísimos. Quién por soledad, quién por lucirse, quién por aburrimiento, quién porqué no. Y como consecuencia el tango profesional, que de ésta multitud saca salario, tiene que conformarse. Las macromilongas son un fenómeno hoy en día frecuente y lucroso. Se paga una entrada (y de barato nada) para amontonarse en una pecera donde muchos improvisados y unos menos más preparados se chocan y se empujan. Arte poca, y limites unos cuantos. Tienes que saber como se baila un tango en un ascensor. Y, sobretodo, te tiene que gustar. Y, aunque sepas hacerlo y aunque te guste, no puedes evitar que decenas de incautos te pillen por todos lados. Arte poca, cuidados muchos. Tu atención está totalmente dedicada a la topología del camino y del espacio de la sala, a quien se aturrulla por ahí, a quien se para y a quien arranca, moléculas en movimientos casuales y desajustados que llegan por todas partes sin necesariamente tener un criterio previsible. La dinámica del baile no la decide la pasión del tango o la compenetración de la pareja, sino las escasas posibilidades de éste laberinto, en tiempos y en formas, esperando que se abra un vacío o que se libre una esquina para aprovechar un rápido desplazamiento. La música, teniendo que complacer a unos cuantos clientes de paso, a veces no sigue cánones de arte y calidad, sino de superficial y barato entretenimiento. Si la situación no es agradable para un hombre, menos para una mujer: dado que se ha transformado la bilateral invitación del «cabeceo» en una obligación de ellas en complacer la invitación forzosa de ellos, éstas milongas multitudinarias se transforman a veces en una pena sin fin donde una chica (al no ser que haga parte de aquellas pequeñas y cerradas élites de «divinos» que se encuentran en estos eventos) tiene que atender a decenas de patos torpes aguantando tandas y sonrisas. Afortunadamente estamos en una época con mucho mucho tango. Que el mercado del entretenimiento siga pagando salarios y rellenando las tardes de unos cuantos. Mientras tanto, los que al tango estamos y el tango buscamos, tenemos larga posibilidad de selección. Y hacia estas macromilongas de supermercado podemos tranquilamente responder de la forma más sencilla: no ir.

3 respuestas to “Macrotango”

  1. chus Says:

    Emi te felicito una vez más, has hecho una descripción exacta de estos eventos, es tal cual, no se te ocurra ir a ellos si antes no te aseguras tener alli un circulo de amistades que te aseguren que no te pases la velada calentado asiento.
    ¡¡¡ Buff !!! ¡¡¡ Facebook mil gracias por existir !!!
    Si al final esto es como en los conciertos, dónde esten los conciertos en intimidad que se quiten los de los Estadios de Fútbol y Plazas de Toros.


  2. Saludos Emi!!! Comparto lo expuesto y pienso totalmente acertada la reflexión final, de los que al tango estamos y al tango buscamos depende el presente y el futuro del mismo, la decisión… depende de nosotros, un fuerte abrazo!!!

  3. Emiliano Bruner Says:

    Sí, creo que a final de esto se trata, reconocer (y asumir) que hay dos contextos, paralelos y casi incompatibles, pero que se necesitan: el contexto cultural (arte, comunicación, sentimiento, poesía) y el contexto comercial (negocio, multitud, profesiones). Solo que hay que entender muy bien donde acaba uno y empieza el otro, para que no se contaminen demasiado, quemando ilusiones, o recursos …

    Espero veros pronto!


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