En sus brazos

abril 22, 2011

La energía siempre nace de diferencias de potenciales. En física, en química, en el arte … Dos fuerzas intentan llegar a un equilibrio, y ésto genera energía. Pero si éste equilibrio se alcanza, la energía se acaba. En cambio si éste equilibrio nunca se llega a cumplir, la energía sigue fluyendo libre y espontanea, a veces incontrolada, indomable, arrastrando en su camino cualquier intento de detenerla. Así es el tango. Contraste social, histórico, cultural, pero sobre todo contraste entre un hombre y una mujer. O a veces entre una mujer y un hombre. En tiempos de experimentación de género y búsqueda de alternativas, más bien podemos decir contraste entre dos almas. El tango nace y vive por contrastes, el cerebro y el corazón, el odio y el amor, la templanza y la visceralidad … Los cuerpos a la vez se buscan y se rechazan. Imanes enloquecidos que en su locura producen una persecución infinita, una caza que continuamente confunde entre si presas y cazadores, donde la energía se trasforma de forma irreversible, y por esto en cada final algo nunca volverá a ser como en su principio. El tango tiene sus raices en una asimetría profunda entre géneros, masculino y femenino, nace de las diferencias sociales y emocionales entre hombres y mujeres, sus formas de sentir y de comunicar. Diferencias que pueden generar tensiones. Tensiones que pueden generar energía. Energía que puede generar tango. Si no hay diferencias, no hay energía. Pero cuando hay energía, ¡ay amigos!, hay todo.

(En tus brazos – cortometraje)